Ya me cepillaré por la mañana…
Al dormir se produce menos saliva, y el movimiento de nuestra lengua, mejillas y labios es menor. Esta situación favorece el crecimiento de las bacterias causantes de la caries y de las enfermedades de las encías.
La saliva es un componente natural de nuestro cuerpo que tiene la función de regular el pH y neutralizar los ácidos generados por la fermentación de los alimentos; es decir, que la saliva protege nuestros dientes gracias a productos como la lisozima, que es antimicrobiana, las inmunoglobulinas y proteínas como la muramidasa y la lactoferritina.
La saliva defiende la cavidad oral de la infección bacteriana y ayuda a la remineralización dentaria, gracias a su contenido en calcio y fosfatos.
Desde que nos acostamos hasta el día siguiente, tras el desayuno, pueden transcurrir más de 10 horas; como consecuencia de la disminución de producción de saliva durante la noche, nuestra boca está más desprotegida y las bacterias pueden adherirse más fácilmente a nuestros dientes. Por ello, es absolutamente necesario limpiar cada diente meticulosamente antes de dormir.
Recuerda: Si hay algún cepillado dental que no debes dejar pasar es el que se realiza antes de dormir