¿Se ha preocupado el hombre siempre por su higiene oral?
Así parece. Se tiene conocimiento de una gran variedad de artilugios a modo de cepillos dentales, rascadores o escarbadientes etc. Que se han utilizado a lo largo de los siglos como instrumentos de higiene bucal. En pleno auge del Imperio Romano, los cortesanos y ciertas clases sociales utilizaron orina para enjuagues de la boca.
En América Central, y a causa de una halitosis (mal aliento) tuvo lugar una guerra entre dos reyes, cuñados, de Tenochtitlán y Tlatelolco.
Se han utilizado paños de lana para lustrar el esmalte y son infinitos los materiales empleados en todas las épocas como agentes abrasivos para eliminar la placa bacteriana y el sarro que se deposita en la superficie del esmalte.
En la actualidad, las preferencias del público se orientan hacia la higiene, la sensación de frescor tras el cepillado y sobre todo existe una gran preocupación por la estética dental.
¿Las enfermedades de la cavidad oral que padece el hombre actual son diferentes a las que sufrieron los hombres prehistóricos?
Básicamente son iguales. La caries dental y las enfermedades de las encías son las mismas que han padecido los hombres desde los tiempos antiguos. En la sociedad de nuestro tiempo, el consumo de tabaco y alcohol ha favorecido la aparición de nuevas enfermedades de la boca, como el cáncer y otras patologías. Por otro lado, no hay que olvidar que muchas enfermedades generales del organismo tienen también su repercusión en la boca y de ahí la importancia de acudir al odontólogo ante la presencia de cualquier lesión en la cavidad oral.