Imagina que hacemos encajar dos sierras perfectamente, como si fuesen piezas de un puzle. Así es como deberían encajar tus dientes y muelas superiores con los inferiores, en el momento de cerrar la boca.
Si tus dientes y muelas no encajan de esta forma, tienes una maloclusión.
Una maloclusión no afecta sólo al aspecto de tu boca. También puede dificultar los movimientos de la boca al hablar, al tragar, al masticar y puede ser la causa de un desgaste innecesario de tus dientes y muelas.
La malposición dentaria también dificulta la higiene dental y, por tanto, puede ser causa de caries, enfermedades de las encías y mal aliento.